El Estructuralismo podría definirse como
un movimiento heterogéneo que aparece como una metodología científica,
evolucionando luego en una ideología filosófica que pretende la elaboración de
teorías objetivas y verificables, a través del control científico de las
ciencias del espíritu. En el estructuralismo el hombre pasa de ser sujeto de la
historia y de la cultura, a ser objeto que se conoce por la objetividad y la
neutralidad científica.
Quienes asumieron el estructuralismo "buscaron
la permanencia y estabilidad de las estructuras que duran y derivan su
significado solamente de sí mismas y de sus raíces en una naturaleza humana, en
cuanto realidad plenamente determinada como los demás objetos del mundo."
Los estructuralistas comenzaron por
combinar el marxismo y el psicoanálisis, pero sobre todo es el positivismo
quien más marca a esta corriente. El estructuralismo plantea la manera de
comprender al hombre para pasar a mirarlo como objeto de observación y
análisis, como cualquier otro objeto de la ciencia, porque el inconsciente
precede a lo consciente.
Esta tendencia se opone al causalismo y
al historicismo sobre todo en su concepción de la visión del hombre, que siendo
sujeto pasa a ser un objeto del conocimiento y eso implica que los hombres
estén sometidos a las estructuras. El gran desarrollo de este movimiento se dio
a partir de 1960 encontrando en Lévi Strauss su mayor exponente, hoy es
criticado y acusado por su desprecio a la historia y por la devaluación de la
autonomía individual.
Nuestro pensamiento se podría resumir en
un juego dialéctico o como un constante vaivén. Pero entre estos dos elementos
surge un nuevo y tercer elemento que se sitúa por debajo de lo real y lo
imaginario: lo simbólico.
Lo simbólico podría ser una estructura
que mantiene –y sostiene– una relación específica, en donde existe la coherencia
y la lógica específica. El conjunto de las consideraciones humanas que tienen
efecto en el mundo real y en el imaginario: “Lo simbólico como elemento de la
estructura es el principio de una génesis […] es el subsuelo de todas las
tierras de la realidad y de todos los cielos de la imaginación.
Fuentes:
Revisado.
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